Si fuera una película, o un libro, tendría la palabra “Esperanza” en el título. Luego de un año extremadamente difícil para todos, estamos a días de que comience una campaña de vacunación que se convertirá en la principal estrategia contra ese enemigo invisible y mortal que nos dominó durante 2020. Y quiénes más que los que lo enfrentaron cara a cara durante todo este tiempo saben de la importancia de ese pequeño frasco que encierra justamente la esperanza para conseguir la victoria. El martes, si todo sale como lo planeado, el personal sanitario de Tucumán que dio batalla día a día comenzará a ser inoculado contra el coronavirus.
Según el médico infectólogo Juan Manuel Núñez, la llegada de las vacunas a Tucumán debería ser motivo de festejo. “Desde el comienzo de la pandemia esperaba este momento. Que lleguen las vacunas es algo muy importante. Yo me voy a vacunar, y si pudiera hacerlo ahora con mi familia también lo haría. Estamos muy esperanzados. Hace muchos años que trabajo en el Hospital Padilla y jamás vi algo así, parece una película de ciencia ficción, de terror, con angustia, con miedo. Uno puede estar acostumbrado a ver pacientes en grave estado, a convivir con la muerte, pero esto nos superó. Tener que enterrar a nuestros colegas, a amigos, compañeros de trabajo fue horrible. Y ahora deberíamos estar festejando. La vacuna nos acerca a la solución. En vez de estar peleando deberíamos celebrar, que sea un motivo de alegría y esperanza”, dijo.
“Para nosotros esto es como ver la luz al final del túnel. Saber que toda la población va a poder ser vacunada es saber que es el fin de la pandemia. Sabemos que hubo mucha mala información, pero la cuestión científica debe primar. Debemos basarnos en lo que dicen las entidades que regulan, como la Anmat. Hay que dejar de lado cuestiones políticas e ideológicas. Es cierto que la información sobre la Sputnik no fue la más fluida, pero si los referentes de la Anmat la consideran segura es más que suficiente como para confiar en ella”, agregó. Para el especialista este fue un año muy duro. “Hubo mucha angustia en todo el mundo. Atender a todos estos pacientes en momentos muy difíciles, a colegas, tener que despedirlos fue lo que más me costó y es algo de lo que todavía no me recupero. Hasta el día de hoy estoy con compañeros internados, graves, familiares, amigos. Tenemos que entender que esto todavía no terminó. Todos los días hay casos nuevos. Es una situación muy delicada todavía”, aseguró. “Hay mucho aún por pelearla. Hay casos en ascenso en el resto del mundo a pesar de que ya están vacunando, pero pueden pasar muchos meses hasta tener la inmunidad y hay que tomar lo que está pasando con mucha responsabilidad”, finalizó.
Mayor confianza
El licenciado Luis Solórzano, jefe de enfermería del hospital del Este, espera que la vacunación sea el principio del fin. Y aseguró que en un comienzo, como a todos, les ganó la desinformación. “Pero en la medida que salieron estudios y se hicieron las pruebas clínicas comenzamos a tener confianza. Esto es un gran alivio, una protección ante este virus que generó grandes estragos. Nos da una esperanza muy grande el estar a punto de comenzar la vacunación”, explicó
Solorzano dijo que, en especial durante el pico que se dio entre julio y agosto, se vivieron situaciones muy angustiantes. “Tuvimos muchos pacientes complicados, que fallecieron. Es una enfermedad con una altísima mortalidad, lo que generó muchísimo estrés. Se hacía lo humanamente posible, pero en muchos casos no lográbamos que el paciente se recupere. Con colegas fallecidos, familiares, amigos, una situación como no vi en mi vida”, relata. “Yo ya trabajé en alguna otra situación epidemiológica complicada, como el brote de meningitis o la gripe A, pero la verdad eso no fue nada comparado con esta situación tan compleja y con tanta mortalidad”, agregó.
“Nosotros trabajamos cara a cara contra la Covid durante las 12 horas del turno, con una alta exposición. Yo mismo fui positivo. Es inevitable no contagiarse, lo que angustia más ya que no sabemos cómo se va a comportar el virus y además nosotros lo llevamos a nuestras casas”, dijo el especialista que no duda en responder con un “sí”, cuando se le pregunta si se va a vacunar. “Hicimos todas las consultas con los infectólogos. Sabemos que esto nos va a ayudar a controlar este flagelo”, dijo.
Todo preparado
Su colega Carola Jiménez está a cargo del vacunatorio del Hospital del Este y siente ansiedad ante la campaña de vacunación. “Vamos a ser una de las primera provincias en comenzar a vacunar, y aunque sabemos que no tiene efectos adversos genera incertidumbre”, afirmó. “Fue un año bastante difícil. Las chicas de vacunación terminaron atendiendo pacientes adultos y con COVID, aprendiendo a usar los elementos de protección, técnicas de clínicas. Fue todo muy complejo”, aseveró al tiempo que, explicó, nunca se dejó de tratar de seguir con el resto de los planes de vacunación normales.
“Para esta campaña tuvimos una preparación especial, aunque la técnica es la misma. Lo que pasa es que los tiempos no son los mismos. No tenemos más de 30 minutos con cada vacuna desde que se descongela. Creemos que podremos vacunar a cinco personas por hora”, agregó. También explicó que por el momento no se pueden vacunar personas embarazadas ni inmunodeprimidos. “Uno se siente como un instrumento de salvación al tener que comenzar a vacunar. Ojalá podamos ayudar a que esto sea el fin de la pandemia”, concluyó.